Un sueño chamánico
Por: Adriana Peña
El viento cálido me abraza, yo, rodeo con mis brazos de pie en las alturas a mi padre árbol.
Mi cabello negro brilla al toque de algunos rallos de sol que se escabullen entre la copa del basto árbol; largo y suelto, las hebras negras se mueven suave como lo hace el pasto verde que crece en el llano. El horizonte está lleno de matices rosados, es tiempo de volver con la tribu.
En aquella vida, me convertí en colibrí, oso, lobo, jaguar... Visité a mis muertos, corrí entre árboles, nadé amplios lagos.
En esta vida; yo no crucé la frontera, la frontera me cruzó a mí.
Las personas nativas danzábamos para alegrar el alma, para dar gracias y pedir favores a nuestros dioses; los hombres peleaban como jaguares, las mujeres curaban con yerbas y la orientación sexual era libre, sin prejuicios. Amábamos el color de nuestra piel… así, tan hermoso como el color de mi tierra; a veces tan roja como la arcilla, otras oscura como el lodo tras la lluvia.
En una mañana, cuando el padre sol pintaba las nubes de rosa; barbados del color de la arena pisaron la playa de mi tierra; desde entonces, me enseñaron a odiar el color de mi piel.
Yo no crucé la frontera; el barbado se adueñó de la tierra de mis ancestros y comenzó a dividir y a llamar frontera a la línea que según ellos partía sus pedazos terrenales. Con guerra, fusil y enfermedad, el hombre que vino del mar, aterrorizó a todos los pueblos de América. Nos obligaron a hablar su lengua, nos impusieron su religión y condenaron nuestra conexión con el Tlalocan, el Omeyocan, el Mixtlán y el Chichihualcuahco.
La frontera me cruzó a mí cuando el “greengo” con palabras manipuladoras y escritos sin sentido, proclamó a California, Nuevo México y Texas como parte de su tierra colonizada. Yo no crucé la frontera; pero tus ancestros europeos sí.
¿De qué barco bajaron tus ancestros? Que te enteres de que tus ancestros se mecieron entre las piernas morenas de nuestras mujeres, tus ancestros violaron a mis ancestras hasta dejarlas con el alma seca y el vientre abultado. Tus ancestros clasificaron a sus hijos como mestizos, mulatos, criollos y la puta que los parió. Yo no crucé la frontera, la frontera cruzó el océano.
¡Que me regrese a mi país, dicen los malditos racistas!
¡Que me regresen a mí mis raíces ancestrales!
¡Que me regresen el respeto a mi piel que es tan, tan, hermosamente negra como la tierra que me vio nacer!
Yo, yo no crucé la frontera, la frontera me cruzó a mí.
Despierto con un aullido desgarrador, mi corazón late acelerado como late el corazón de un venado perseguido por jaguar. Mi sueño… mi sueño es el augurio de la llegada de peregrinos en naves que flotan en el mar. Comienza la cuenta regresiva.
A Shamanic Dream
By Adriana Peña
The wind embraces me warmly, I surround my father tree with my arms standing in the heights.
My black hair shines when touched by some rays of sun that sneak through the top of the tall tree; long and loose, the black strands move softly like the green grass that grows on the plain. The horizon is full of pink hues, it's time to return to the tribe.
In that life, I became a hummingbird, a bear, a wolf, a jaguar... I visited my dead, I ran through trees, I swam wide lakes.
In this life; I didn't cross the border, the border crossed me.
We native people danced to cheer our souls, to give thanks and ask favors from our gods; The men fought like jaguars, the women healed with herbs and sexual orientation was free, without prejudice. We loved the color of our skin... like that, as beautiful as the color of my land; sometimes as red as clay, other times dark as mud after rain.
One morning, when the father sun painted the clouds pink; bearded the color of sand they stepped on the beach of my land; Since then, I was taught to hate the color of my skin.
I didn't cross the border; The bearded man took over the land of my ancestors and began to divide and call the line that, according to them, divided their earthly pieces as a border. With war, rifles and disease, the man who came from the sea terrorized all the peoples of America. They forced us to speak their language, imposed their religion on us and condemned our connection with the Tlalocan, the Omeyocan, the Mixtlán and the Chichihualcuahco.
The border crossed me when the “greengo” with manipulative words and meaningless writings proclaimed California, New Mexico and Texas as part of their colonized land. I didn't cross the border; but your European ancestors did.
What ship did your ancestors come off of? May you find out that your ancestors rocked between the brown legs of our women, your ancestors raped my ancestors until they left them with dry souls and bulging bellies. Your ancestors classified their children as mestizos, mulattos, criollos and the whore who gave birth to them. I didn't cross the border, the border crossed the ocean.
Let me go back to my country, the damn racists say!
May my ancestral roots return to me!
May they return respect to my skin that is as, so, beautifully black as the land where I was born!
I, I didn't cross the border, the border crossed me.
I wake up with a heartbreaking howl, my heart beats like the heart of a deer chased by a jaguar. My dream... My dream is the omen of the arrival of pilgrims in ships floating in the sea. The countdown begins.